SERÁ ETERNO

Esta noche, Marcelo Gallardo alcanzará los 300 partidos oficiales como DT de River, en el ciclo más exitoso en la historia del club.

El duelo frente a Banfield por el inicio de la Liga Profesional no será uno más, menos para Marcelo Gallardo que llegará a los 300 partidos oficiales como director técnico de River. Tampoco para los hinchas, que disfrutamos cada momento sabiendo que tendrá un final. Al menos por un tiempo. Fueron más de 6 años en un ciclo bañado de gloria, que todavía continúa.

El 27 de julio de 2014, Marcelo Gallardo debutaba con un empate frente a Ferro por los dieciseisavos de final de la Copa Argentina. "Me siento con muchas ganas, estoy muy ilusionado. Es de las cosas más lindas que te pueden pasar como entrenador”, dijo en su primera conferencia de prensa. Nadie podía imaginarse lo que vendría después.

En su llegada, todos se preguntaban si Gallardo podía estar a la altura de las circunstancias (ahora suena ridículo). River venía de ser campeón del torneo local, nada más ni nada menos que de la mano de Ramón Díaz. Pero nada podía salir mal, vino para romper con todos los mitos. Llegó para hacer historia. En 6 años y un poco más, el Millonario dio 11 vueltas olímpicas, entre ellas la final más soñada del mundo.

Pero hay algo más allá de los títulos, Gallardo nos regaló momentos que serán eternos: La primera eliminación a Boca, en el peor momento de su vida. Su primera final frente Atlético Nacional, con un Gallardo que seguía desbastado por la muerte de su madre. Un año después llegó la Copa Libertadores 2015. Tuvo de todo, volvimos a sacar a Boca. Luego, llegó la serie con Cruzeiro, en uno de los partidos más recordados. El ante último paso con Guaraní y su primera conquista de América frente a Tigres.

“Ahora vamos por más", dijo en el césped del Monumental, luego de mirar la final desde un palco por estar suspendido. Y así fue, Gallardo volvería a gritar campeón en la Suruga Bank 2015. Al año siguiente, tomaría la decisión de continuar en el más grande y se quedó con la Recopa Sudamericana, su primera Copa Argentina y la Recopa Argentina. El River de Gallardo asustaba.

Luego llegó el 2018. El año que llevó al Muñeco y a River a lo más alto, cuando todo se acabó. El 14 de Marzo fue el momento de la primera final frente a Boca por la Supercopa. El nivel del equipo no era el mismo y el ciclo parecía apagarse, pero todo "era parte de la estrategia" y el Millonario volvió a dar la vuelta. Después llegó el momento de la Copa Libertadores, la que todos sabemos de memoria. La serie con Racing, los terribles duelos frente a Independiente, la épica semifinal en Porto Alegre con la picardía del Muñeco y la gloria eterna.

Pero su ciclo no terminó ahí. Cuando todo el periodismo lo veía afuera por haber ganado todo, él quería más. Hasta volvimos a enfrentar a Boca, por la revancha, de la revancha, de la revancha. Los aplastamos, una vez más. “Sí, sí, sí”, gritó el Muñeco con sus puños cerrados, al entrar al vestuario de la Bombonera. Una llave que nos permitió volver a jugar otra final de la Copa Libertadores, la tercera del ciclo. El partido contra Flamengo se nos escapó, pero Gallardo no se iba a quedar con las manos vacías y 20 días después volvería a gritar campeón de la Copa Argentina.

Después de 300 partidos (una eternidad), decir Marcelo Gallardo, también es decir River.  El Muñeco le devolvió al Millonario una identidad de juego, nos acostumbró a ganar (adentro y afuera de la cancha), a ser admirados y envidiados por otros, a ser pacientes, a reinventarse, a gozar cada eliminación a Boca; en Mendoza, en la Boca, en la copa y en Europa. Gallardo superó todo. Llevó a River a lo más alto y nos enseñó a creer, porque mientras esté él tenemos con qué.