RIVER ESTÁ EN CUARTOS

Sin brillar, River venció a Athletico Paranaense por 1 a 0 en un partido cerrado y se metió en los cuartos de final de la Copa Libertadores. Analizamos el juego del más grande.

Marcelo Gallardo sorprendió a todos y cambió el esquema para jugar la vuelta de los octavos de final contra un Paranaense que tuvo muchas bajas por COVID-19. El gran nivel que venía mostrando Robert Rojas hizo que el técnico opte por jugar con tres centrales, el que salió del once titular fue Sosa formando de esta manera un 5-3-2.

El partido le costó muchísimo a River, el conjunto brasileño jugó con 5 defensores y cuatro volantes por delante de ellos lo que complicó la creación de juego del Millonario, ya que no encontraba espacios y encima estuvo impreciso en los tramos finales.

El ingreso de Rojas para jugar con tres abajo aportó mayor seguridad a la defensa y liberó a los laterales para atacar. Sin embargo, el rendimiento del equipo fue muy precario en este primer tiempo. Enzo Pérez no pudo gravitar como suele hacerlo, no participó tanto en la salida y los pocos espacios que dejó el rival no le permitieron asistir con facilidad a sus compañeros; eso sí, las veces que pudo jugar mejoró notablemente el nivel de River. Igualmente, el gran problema estuvo en el flojo partido que jugaron los volantes: tanto Nacho como De La Cruz estuvieron muy imprecisos, ninguno de los dos pudo superar la numerosa marca de los brasileros y el equipo lo sintió.

En líneas generales fue muy pobre el primer tiempo del Millonario, los laterales no pesaron en ataque, los mediocampistas jugaron mal y los delanteros, a pesar de intentar, no aprovecharon las pocas que tuvieron.

En la segunda mitad la historia fue otra, River dominó ampliamente el juego y el rival no le dio trabajo a Armani. La mejora futbolística se debió a las mejoras individuales; tanto Casco como Montiel tuvieron más vocación ofensiva y le dieron mayor amplitud al Millonario provocando que la defensa del rival se ensanche y haya más espacios. Además, Enzo y De La Cruz crecieron siendo determinantes para superar el aguerrido sistema de Paranaense.

El equipo de Gallardo generó varias situaciones haciendo figura al arquero rival, aunque continuó impreciso en los últimos metros. Lo mejor del Millonario estuvo cuando utilizó todo el ancho de la cancha con los laterales y centró atrás para habilitar a los delanteros y volantes que llegaban al área.

Probablemente lo más destacable del encuentro fue, nuevamente, el ingreso de Carrascal: el colombiano cambió el partido, su gambeta y creatividad es clave para romper el juego esquemático de River que muchas veces es previsible para el oponente. Encima, a sus cualidades se le suma otro factor, reemplazó a Nacho Fernández quién está en un bajo nivel, lo que hace que se destaque aún más su labor.

Luego de numerosas llegadas que se vieron frustradas por la actuación de Bento y de la defensa de Paranaense llegó la jugada del gol, Carrascal engañó a su marca con su cuerpo e hizo un pase atrás para que Borré remate, antes de impactar la pelota le cometieron una infracción que derivó en un penal. De La Cruz se hizo cargo de la ejecución y convirtió luego de que el balón rebotara primero en el palo, luego en el arquero y nuevamente en el palo, una situación muy similar al gol de Nacho Fernández en la Recopa 2019, también con Paranaense.

River mereció más y pasó merecidamente a la próxima instancia. Si bien hay mucho aspectos a mejorar, sobre todo en la creación del juego, se avanzó contra un rival complicado. Ahora se enfrentará al ganador del duelo entre Independiente del Valle y Nacional de Uruguay.