UN 9 DE DICIEMBRE ETERNO

A dos años de la final más soñada y la gloria eterna, vienen los recuerdos de ese día épico. *

Editoriales 09/12/2020 Redacción

A dos años de la final más soñada y la gloria eterna, vienen los recuerdos de ese día épico.

Hace dos años los jugadores, cuerpo técnico y plantel de River nos dieron la alegría más hermosa a los hinchas millonarios: ganarle la final de la Copa Libertadores a Boca en Madrid. Un hecho histórico en el fútbol, que por suerte lleva los colores blanco y rojo cada vez que los recordamos.

En lo personal todos los 9 de diciembre son especiales, cumple años quien me hizo gallina: mi abuelo. Enfermo de River por donde se lo mire, se fue pero dejó tres hinchas del club más grande la Argentina. Tengo pocos recuerdos de él, pero todos esos se relacionan con una banda roja. Partidos, recortes de diarios, imágenes, libros, todo blanco y rojo como su corazón y el mío.

El 9 de diciembre del 2018 lo catalogo como el día más estresante de mi vida. Se definía la final de Libertadores entre River y Boca, y a la vez emprendía un viaje que me cambió la vida. Mi primer viaje sola, fuera del pías, lejos de mi familia por tres meses y con más miedos que otra cosa. Pero siempre tuve presente que nada podía salir mal, era el cumple de mi abuelo y todo tenía que salir perfecto.

A veces pienso que no es casualidad todo lo que pasó en la final; los disturbios en el Monumental, que Boca no quiera jugarlo, que nos mandaran a Madrid y que la fecha sea el 9 de diciembre. Perdón por repetir tanto la fecha, pero me es loco pensar que ese día es el día mas feliz para los hinchas de River y justo sea el día especial de quien me heredó la pasión por estos colores.

Cuando dijeron que ese domingo se iba a jugar la final, no niego que lloré pues yo iba a estar viajando en un micro de Mar del Plata a Ezeiza y luego estaría en el aeropuerto por tomarme un avión a Estados Unidos. Me lamentaba no poder ver ese partido, porque no era cualquier partido y encima venía con toda la adrenalina de la ida en la Bombonera y el partido suspendido.

Confieso que hasta había pensado en cambiar la fecha de mi pasaje, pero estaba con los tiempos justos para empezar a trabajar allá. Asi que no me quedó más que aceptar que no iba a poder verlo, por lo menos el primer tiempo.

Llegó el día, llego el 9 de diciembre del 2018. Mi familia despidiéndome y yo pidiéndole a mi hermana que me avise minuto a minuto por whatsapp todo lo que pasaba en el partido. Subo al micro, debería aclarar que no viajé tan sola: gracias a Dios iba con dos chicas que ahora son de mis amigas más cercanas.

Subo al micro con mis amigas y otros chicos, uno de ellos de Boca y con un celular muy bueno con el que iba a poder ver el partido durante el viaje. Mi celu no me permitía verlo, asi que no dudé en sentarme atrás de él y mirar el partido. Todo iba bien hasta que Benedetto hace el gol y pone 1 a 0 el partido, me acuerdo que la bronca fue tanta que me cambié de asiento y me largué a llorar. A todo esto, mi hermana contándomelo por mensaje.

Terminé el primer tiempo, River iba perdiendo, por suerte ya estábamos cerca de Ezeiza. Pasó el entretiempo y empezó el segundo tiempo, y vino el gol del Oso para el empate. El chico de Boca largó una frase de descontento y ahí leí el mensaje de mi hermana diciéndome que River había hecho un gol. Mi bronca se calmó un poco.

Llegamos a Ezeiza el partido había terminado 1-1, se venía el tiempo suplementario. Lo primero que teníamos que hacer era el check in. La cola era interminable, los nervios y el estrés me comían en vida. En eso escucho un grito de "GOOOOOOL" en el aeropuerto, y cuando miro para arriba vi todas camisetas de River festejando. Había llegado el gol de Juanfer, River iba ganando. Necesitaba subir y ver el partido, aunque sea los últimos minutos.

Cuando al fin me toca acercarme al mostrador y hacer mi check in, me temblaban las patas. De los nervios le pedí a la señora del mostrador si por favor podía apurarse porque quería ir a arriba a ver la tele y comer algo. La señora no se lo tomó muy bien, porque encima lo hacia super rápido. Sólo a mi me parecia eterno el tiempo en ese momento creo.

Terminamos de hacer el check in, y corriendo me fui a la escalera para subir. Subo y en frente tenía un cafè, lleno de hinchas de River y ahí me quedé. Una familia me vio sola parada en un costado y me invitó a sentarme con ellos, no recuerdo ni siquiera si llegué a preguntarles los nombres, pero juro que si los veo reconozco sus caras. En los últimos minutos del partido me hicieron sentir como si estuviera en mi casa con mi familia, algo que deseaba sinceramente.

Ya se estaba por terminar el partido, el córner de Boca y Andrada en el área de River. La pelota que se va del área, Quintero y el famoso "taco no", el Pity y esa corrida histórica. En el aeropuerto el clima era de nervios, ansiedad, gente gritando "Corré Pity" y hasta llorando. Y llegó el tercero, el que le dio el broche de oro a esa final.

En ese momento la familia me unió a su abrazo como si fuera una más, y solo me habían conocido hacía 10 minutos. En ese momento comprobé que River es familia, que entre hinchas el cariño esta aunque no te conozcan.

Y hablando de familia, la llamada con mi mamá y mi hermana escuchándolas eufóricas de alegría porque River había ganado, y le había ganado a Boca me puso la piel de gallina. En esa llamada, no recuerdo cuál de ellas tiró la frase: "Tu abuelo desde el cielo está festejando y disfrutando el regalo que le dio el club de sus amores". Y posta que si, su mayor alegría era ver a River campeón y ganarle a Boca, en ese día habían pasado las dos cosas.

Un 9 de diciembre del 2018 que nunca olvidaré, ni ningún hincha va a olvidar, pero yo particularmente lo recuerdo como el día más feliz y estresante de mi vida. Gracias River por esa alegría de ganarle a Boca, de salir campeón...y en lo personal de hacer eterno el cumple de mi abuelo.

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