River, entre la irregularidad y los errores puntuales

Aunque restan dos partidos para terminar la competencia en la primera parte del año, el equipo no

Editoriales 12/05/2022 Germán Balcarce Germán Balcarce

Aunque restan dos partidos para terminar la competencia en la primera parte del año, el equipo no logró consolidar un funcionamiento. Para colmo, pagó muy cara cada equivocación a nivel individual. ¿Por qué el nivel estuvo por debajo de lo esperado?

River está por cerrar la primera parte del año futbolístico con un balance ambiguo. Desde la eficacia el registro hoy señala que está a un paso de lograr la clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores. Además, ostenta el 70 % de las unidades obtenidas, cifra por demás positiva. Sin embargo, al mismo tiempo el diagnóstico muestra una marcada irregularidad en el funcionamiento del equipo.

Los números del más grande en el año

Los números de 2022 a nivel oficial reflejan que River ganó trece partidos, empató tres y perdió cuatro. Posee 43 goles a favor y 15 recibidos, datos que son envidiables si se los toma fuera fríamente; sin embargo, entre los objetivos existe un sabor agridulce. ¿Por qué? El pase de ronda en la Libertadores está prácticamente listo, pero el conjunto que dirige Marcelo Gallardo no pudo acceder a las semifinales de la Copa de la Liga Profesional.

En ese contexto, River jamás pudo sostener un funcionamiento para tener bases sólidas que permitieran alimentar la ilusión más allá de la que naturalmente se genera desde que el Muñeco conquistó la Sudamericana 2014. El equipo tuvo momentos arrolladores, como en el 7-0 sobre Sarmiento, y otros sin respuestas futbolísticas, como ocurrió anoche en la eliminación frente a Tigre. Esos altibajos tuvieron como sello distintivo los errores puntuales que costaron muy caros. Tal es el caso de la caída en el Superclásico después de una mala decisión de Leandro González Pirez o el inesperado error de Paulo Díaz -muy confiable hasta entonces- para el gol de Facundo Colidio.

¿Es el River de siempre?

Cualquier equivocación individual puede entorpecer el funcionamiento de un equipo, aunque en esta ocasión es justo reconocer que River no ofreció la versión de otras épocas. Incluso, perdió la intensidad insoportable a la hora de presionar a los rivales para recuperar la pelota. Ni siquiera destellos parecidos a los que mostró en el semestre pasado, cuando ganó el torneo de Primera División con holgura. Hoy el panorama es diferente: el equipo dejó de brindar ciertas garantías. Carece de fortaleza defensiva (sufrió la baja de Robert Rojas) y tampoco cuenta con el poderío ofensivo en circunstancias complejas. Tiene un ancho de espadas en Julián Álvarez, pero no siempre puede contar con dos cartas importantes como Matías Suárez y Juan Fernando Quintero. Estos últimos, capaces de romper un cerrojo rival en cuestión de segundos.

Las lesiones y la adaptación de futbolistas que todavía no pudieron asentarse como Tomás Pochettino, Elías Gómez y hasta el propio Esequiel Barco, de chispazos interesantes, forman parte de las razones para comprender la irregularidad. También hay que marcar algunos puntos bajos en el once habitual. Enzo Pérez no atraviesa su mejor momento y David Martínez está lejos de transmitir seguridad. Además, Santiago Simón entró en la meseta lógica de cualquier joven que empieza su carrera y Nicolás De La Cruz tampoco pudo recuperar la regularidad previa a la trombosis que lo dejó al margen a fines de 2021.

Lo positivo del semestre

Pese a todos los motivos enumerados, River está por cerrar la primera parte del año -el término semestre sería inexacto porque el viernes 3 de junio empezará la Liga Profesional- con estadísticas muy positivas. Ante ese escenario, Gallardo deberá sostener aquellos ítems que integran el haber (la gran tarea de Enzo Fernández, el desempeño de Paulo Díaz y los goles de media distancia, a la cabeza). Por otro lado, ver de qué manera reducir el margen de error individual, además de potenciar al equipo, un desafío que requiere de refuerzos (la vuelta de Lucas Beltrán representa una alternativa interesante) para elevar la vara de la competencia interna, incrementar las variantes en algunos puestos y afrontar el reto más difícil: reemplazar a Julián Álvarez.

Mientras tanto, hay una semana por delante para preparar el compromiso contra Colo Colo. Sellar la clasificación en la Libertadores y cerrar mayo ante Alianza Lima en el día del cumpleaños riverplatense. Si bien Gallardo anoche recalcó que la evaluación del cuerpo técnico será una vez culminada la competencia, puertas adentro ya estará pensando qué debe corregir para que River sea protagonista en la siguiente mitad del año deportivo. Sabiendo además, que los mano a mano internacionales no perdonan errores individuales como los vistos hasta ahora en 2022.

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