Razones de una eliminación temprana

River deberá ir de lleno por el bicampeonato de Primera División y hacerse fuerte en la Copa

Editoriales 08/07/2022 Germán Balcarce Germán Balcarce

River deberá ir de lleno por el bicampeonato de Primera División y hacerse fuerte en la Copa Argentina tras la inesperada salida en la Libertadores. ¿Por qué el equipo no fue regular? ¿Qué motivos desembocaron en el adiós en octavos?

Mientras la frustración, la bronca e impotencia siguen latentes, es hora de hacer un análisis profundo. Una evaluación que vaya más allá de la participación del VAR y los perjuicios sufridos en la revancha contra Vélez. Es que limitar la eliminación al mal uso de la tecnología sería como tratar de tapar el sol con las manos, no asumir errores ni revisar por qué el equipo estuvo lejos de ofrecer una versión regular que pudiera alimentar la ilusión de que River acceda a los cuartos de final de la Copa Libertadores.

La realidad indica que la serie de octavos se definía en los detalles, en pequeñas acciones dentro de las áreas. Y en ese aspecto Vélez supo sacarle provecho al penal indiscutido que David Martínez cometió en Liniers, mientras que River no logró traducir en gol las situaciones que tuvo Braian Romero. Sin ánimo de echarle culpas al mediocampista devenido en atacante, la ausencia de un delantero de jerarquía que acompañara a Julián Álvarez quedó en evidencia. Si las gestiones por Miguel Borja u otro punta hubieran sido al ritmo de la misma celeridad con la que se vendió el pase de Enzo Fernández, la historia podría haber sido diferente.

River no fue el de ediciones anteriores

Independientemente de las demoras para lograr que se concretara la llegada del colombiano, River no estuvo a la altura de sus versiones coperas de antaño bajo la conducción de Marcelo Gallardo. Fue un conjunto frágil en defensa, irregular en el medio e ineficaz ofensivamente en determinadas circunstancias. Pasó de anotar 18 goles en seis presentaciones por la fase de grupos a irse con la pólvora mojada en el mano a mano de octavos. Un dato que refleja los altibajos que caracterizaron al equipo en sus 30 partidos oficiales de 2022.

Las razones que desembocaron en la eliminación

¿A qué se le puede atribuir ese camino errático? Son varias las razones que desembocaron en la temprana eliminación de la Libertadores. Desde el uso a discreción del VAR, aplicándolo para detectar el brazo de Matías Suárez en el gol, bien anulado desde el punto de vista estrictamente reglamentario aunque sea casi un disparate semejante castigo por una acción donde no sacó ventajas, pero no para revisar el penal de Diego Godín sobre Lucas Beltrán o al menos debatir si debía ser considerada infracción la pelota que Leonardo Jara rechazó llevándose inmediatamente puesto a Romero, hasta la ausencia de un delantero de jerarquía para ser ladero de Álvarez.

También por las bajas como consecuencia de las lesiones, impidiendo que se estableciera un funcionamiento colectivo, el calendario cruel que llamativamente hizo que River tuviera menos descanso en el ámbito local para afrontar la copa y las malas decisiones en momentos puntuales para resolver cerca del área rival.

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Irregularidad a pesar de que hubo puntos altos

Pese a que ofreció versiones arrolladoras, como en el 8-1 sobre Alianza Lima y el 7-0 contra Sarmiento, River jamás se mostró como un equipo confiable. Recibió goles con una frecuencia alarmante, concedió facilidades en el fondo a raíz de diversos errores individuales, perdió intensidad para combatir en el medio –un ítem que quedó expuesto en Liniers– y no tuvo la contundencia necesaria en los partidos claves del año como el Superclásico, el duelo frente a Tigre o la serie ante Vélez.

¿Falta de jerarquía o malas decisiones?

Además, hay otro motivo que influyó en la falta de soluciones: muchos jugadores no se asentaron desde su llegada o, peor aún, carecen de categoría para vestir la camiseta de River. En ese contexto, dio la sensación de que Gallardo tampoco interpretó los momentos de algunos futbolistas, aunque antes de citar ejemplos es indispensable mencionar que sobran antecedentes que avalan al DT por haber sostenido a protagonistas que cualquiera de nosotros hubiera sacado del equipo. Aclarado eso, David Martínez venía exhibiendo un rendimiento bajo antes de cometer el penal en el estadio José Amalfitani. A la inversa, José Paradela ni siquiera tuvo un minuto en la revancha luego de haber mostrado señales positivas como mediocampista por derecha.

Semejante cóctel, sumando todas falencias enumeradas, hizo que River no llegara a la serie contra Vélez de la mejor manera. No era un equipo sólido. Compitió y exigió hasta el final para ver si podía forzar la definición por penales. Y aunque de ninguna forma se puede omitir que el VAR se empleó de manera parcial en desmedro de las necesidades de River, con el agravante de que enfrió el ritmo del partido, sería una muestra de soberbia negar que Vélez podría haber sacado una diferencia mayor a la que el conjunto de Gallardo mereció en el Monumental. En tres de las cuatro etapas del mano a mano, se jugó como quiso el "Cacique" Alexander Medina. River estuvo incómodo, como sucedió otras veces en el año.

A pensar en lo que viene

Ahora hay que apuntarle los cañones al bicampeonato en la Liga Profesional y a la Copa Argentina, en la que River enfrentará a Barracas Central. Esto sin dejar de lado que desde el punto de vista dirigencial -todavía no hubo una sola voz en los medios después de la eliminación- es necesario asumir responsabilidades y tener presencia en los despachos de la AFA, la Liga y Conmebol, lugares donde nadie regala nada y todos los clubes de peso exigen. Porque ahí, guste o no, también se empiezan a jugar los partidos en el armado del fixture, el cronograma de fechas y la designación de árbitros. Gallardo necesita que todos estén alineados. No hay que dejarlo solo.

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