Una leyenda llamada Ángel Labruna

En un nuevo aniversario de su cumpleaños, recordamos al mayor ídolo de la historia de

Cultura River 28/09/2022 Gustavo Gabriel López

En un nuevo aniversario de su cumpleaños, recordamos al mayor ídolo de la historia de River.

¿Por dónde comenzar a narrar semejantemente historia? La leyenda de Ángel Amadeo Labruna empezó un 28 de septiembre, cuando nació en el barrio de Palermo en el año 1918. Al joven Angelito le apasionaban los caballos de carrera, el básquet y el fútbol, pero había algo que superaba a todas sus otras pasiones, algo que lo enloquecía a más no poder; River Plate. Desde temprana edad desarrolló un sentido de pertenencia con ese club de casaca blanca con una banda roja, desde muy pibe iba caminando hasta la cancha de River en Alvear y Tagle para practicar básquet y fútbol.

Los Relojes y el Básquet, los inesperados villanos

Hubo dos momentos en particular que pudieron alejar a Angelito del fútbol y cambiar la historia para siempre, la primera fue por el lado de su viejo. "Mi padre no quería que jugara al fútbol. Pretendía enseñarme el oficio, que fuera relojero como él. Pero el potrero me tiraba y me hice jugador de fútbol. Al final papá transó y fue el delegado del cuadrito que teníamos: Barrio Parque. Después, cuando ingresó el equipo del barrio como sexta de River, también vino como delegado… A mi hermano Eduardo (el Cholo), nueve años menor que yo, trató de sacarlo jugador, pero otra vez se equivocó, porque al Cholo le gustaban los relojes…"

La segunda sucedió en 1934, Angelito contaba ya con 16 años e integraba simultáneamente el equipo de cadetes de básquet y la cuarta de la mañana de fútbol. Pero finalmente llegó lo inevitable, se vio visto a elegir entre los dos deportes. Le ofrecieron pasar a la cuarta especial (lo que ahora conocemos como tercera) y un primer sueldo de veinticinco pesos por partido, por lo que demandó que si querían que siga con el básquet tenían que conseguirle un trabajo. “Por suerte no me pudieron conseguir ninguno. Y seguí con el fútbol…”. comentaría muchos años después.

En 1939, el destino le guiñó un ojo y le dio una oportunidad fantástica. Angelito fue convocado a jugar en la Primera tras la explosión de una huelga de los profesionales del club por una sanción a José Manuel Moreno, quién era para muchos el mejor jugador del fútbol argentino en ese momento. Angelito debutó un 18 de junio, vistiendo la número 10 del “Charro", en un partido ante Estudiantes de La Plata.

El nacimiento de un Ángel

Tras su debut, Labruna volvió a categoría de juveniles, aunque no por mucho tiempo. Renato Cesarini, maestro de maestros, lo llamó nuevamente a la primera de River, en ésta segunda oportunidad el impacto de Angelito no se hizo esperar, su rendimiento fue tal que le ganó el puesto a Juan Manuel Moreno, quien debió desplazarse a la posición de interior derecho.

Labruna jugó en River hasta 1959, sí, se mantuvo 20 años en la Primera del Más Grande. En esas dos décadas Angelito se convirtió en Ángel y protagonizó hazañas y récords de todos los gustos y colores:

Conquistó 16 títulos, convirtiéndose durante más de medio siglo en el jugador más ganador de la historia del club; 9 campeonatos, 4 copas nacionales y 3 copas Aldao (titulo internacional más prestigioso antes de la llegada de la Libertadores y que lo tiene a Ángel como el máximo goleador de la competición)

El máximo goleador de un solo club en Argentina: 317 goles marcó "El Feo" para alzarse como el artillero más letal de la historia de un club en el fútbol argentino. También es el futbolista con más goles en un campeonato argentino (25 goles en el torneo de 1945)

Fue parte de La Máquina: Labruna integró junto con Muñoz, Moreno, Pedernera y Loustau la ofensiva que es considerada la mejor de la historia del fútbol.

Máximo goleador de los Superclásicos: Es imposible hablar de Ángel Labruna sin mencionar a Boca Juniors, club al que le metió 16 goles y con quién protagonizó una inolvidable rivalidad "¿Cómo no lo voy a querer a Boca, si me dio de comer toda la vida?"

Un regreso para hacerse aún más Ángel

Labruna se puso el buzo de DT (o mejor dicho el saco) por primera vez en River en el año 1968, consiguió buenos resultados pero no el titulo, por lo que decidió dar un paso al costado. En 1975, y ante una terrorífica racha de 18 años sin salir campeón, desde Núñez lo llamaron de vuelta.

"Si agarro River es para ser campeón. No tengo la varita mágica y para salir campeón necesito refuerzos importantes. Si el club no se mueve para conseguirlos, ni soñemos con River campeón. Y yo no vuelvo a River si no es para salir campeón" su declaración fue respondida con la formación de un gran plantel, Labruna cumplió con su promesa y sacó campeón al Millonario del Torneo Metropolitano y también del Torneo Nacional.

En 1977 ganó el Torneo Metropolitano nuevamente y como tres campeonatos locales no eran suficientes, Ángel decidió ganar tres más, ésta vez de forma consecutiva; Metropolitano 1979, Nacional 1979 y Metropolitano 1980. Labruna conseguía otro récord, lograba ser Tricampeón como jugador y también como DT.

Más allá de la vida, un amor eterno

Ángel Amadeo Labruna falleció a causa de un paro cardíaco el 19 de septiembre de 1983, tenía 64 años. Su leyenda siguió presente en cada futbolero que lo vio jugar o dirigir, así como también en las banderas de los hinchas de River que jamás lo olvidaron. Veinte años después, en septiembre del 2003, la Comisión Directiva del Club aprobó por unanimidad la iniciativa impulsada por la "Subcomisión del Hincha" para celebrar cada 28 de septiembre el día del hincha riverplatense, recordando así a quién marcó para siempre la historia del club. En 2015, Labruna fue inmortalizado en una estatua de casi siete metros de altura que se encuentra sobre Figueroa Alcorta, pegado al Museo River y custodiando el Monumental, su casa... su lugar en el mundo.

Lo más leído

Suscribite para tener primero las noticias de El Más Grande