Las razones de un año lleno de fracasos para River

El equipo jamás logró consolidar un funcionamiento. Gallardo no encontró respuestas ni aportó las

Editoriales 29/09/2022 Germán Balcarce Germán Balcarce

El equipo jamás logró consolidar un funcionamiento. Gallardo no encontró respuestas ni aportó las soluciones de otras épocas. ¿Por qué se acumularon tantas frustraciones?

Para que no haya dudas desde la primera oración: Marcelo Gallardo es el mejor DT que puede tener River. Debe seguir en el cargo. Es una inversión, no un gasto. Y aunque ha cometido varios errores en los últimos tiempos, su método de trabajo casi siempre dio resultados. Supo potenciar la identidad futbolística que caracteriza la historia del club y le agregó la dosis necesaria de pragmatismo en determinados momentos para conquistar la Copa Libertadores.

Sin embargo, este año el Muñeco no ofreció la lucidez habitual. Falló más de una vez en la toma de decisiones, no sostuvo la base cuando el equipo alcanzó su mayor racha invicta y, en consecuencia, el funcionamiento jamás apareció. Dicho eso, los jugadores –salvo excepciones– tampoco le brindaron garantías para mantenerse en el once inicial. Semejante combo no podía terminar bien. Y pasó lo que tenía que pasar: River quedó fuera de la lucha en todas las competencias.

Un equipo que no peleó ningún certamen

River ni siquiera dio pelea hasta el final, la principal razón para considerar que este año estuvo lleno de fracasos. Desde la temprana eliminación en las copas hasta las dos caídas frente al eterno rival, pasando por la insoportable irregularidad en materia de resultados y rendimientos. Un golpe tras otro sistemáticamente, un escenario inesperado por las expectativas generadas y también por la vara alta que construyó el propio Gallardo.

Un dato refleja la tendencia a perder partidos decisivos durante este año: en lo que va de 2022, River ganó 26 veces, empató 10 y cayó en 12 ocasiones, es decir que acumula el 61,11 % de los puntos disputados, superando la marca de 2021, cuando sumó tres títulos y culminó con un 60,91 % de eficacia, producto de 30 victorias, 16 igualdades y 12 derrotas.

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La falla en las decisiones y la falta de soluciones de Gallardo

¿Cómo se puede explicar el mal momento de River? Hay varias razones para profundizar. Es imposible resumir todo en apenas un par de motivos. Por supuesto que Gallardo es el responsable principal al no haber hallado los resultados esperados ni el funcionamiento colectivo e individual, además de no aportar las soluciones pertinentes. Da la sensación de que así como los futbolistas a veces no atraviesan un buen presente, al DT le sucede lo mismo.

Cuesta señalarle errores a Gallardo porque puede comprenderse como un acto de soberbia y hasta de absoluto desconocimiento. Aclarado eso, si se permiten algunas atribuciones, está claro que reunir varios protagonistas de experiencia del medio hacia atrás, no parece una decisión acertada, y eso se vio reflejado en muchos ataques de Patronato, lanzado en velocidad. Tampoco fue adecuado romper la base que ostentaba siete partidos sin perder antes del Superclásico en La Boca. Hasta ese momento, había solidez defensiva (apenas dos goles concedidos durante la racha) y, más allá de los vaivenes, pasajes de buen circuito ofensivo.

Entre los factores a tener en cuenta para comprender el mal año es necesario mencionar la ausencia de una pretemporada. Aunque la falta de preparación por el calendario ajustado perjudicó a muchos equipos, no es una excusa en relación con el resto, pero sí un dato a resaltar, debido a que los equipos de Gallardo siempre se caracterizaron por el gran desempeño físico para llegar hasta el final de los partidos con suficiente energía para sostener las ventajas o incluso obtener los tres puntos, con Madrid como gran ejemplo.

La mala fortuna jugó su papel

Los detalles que muchas veces resuelven los encuentros tampoco estuvieron del lado de River. Así como en muchas ocasiones las acciones puntuales sirvieron para pasar de fase a nivel local e internacional, en 2022 sucedió lo opuesto. Desde la eliminación reciente ante Patronato hasta el recuerdo inmediata de la caída 1-0 frente a Boca, con un cabezazo sin éxito de Emanuel Mammana y otro de Darío Benedetto para sentenciar el triunfo local. Y, para colmo, los arbitrajes atentaron contra el equipo de Gallardo, al punto tal de privarlo, por ejemplo, de un penal en La Rioja luego de una clara mano dentro del área. Ahí hay que detenerse en la dirigencia: es imposible tener peso en la AFA si nadie levanta la voz, utilizar el teléfono ni concurre a las reuniones.

Jugadores que no estuvieron a la altura

Por supuesto que tampoco hay que dejar de lado que varios jugadores -solicitados por Gallardo- no dieron la talla ni están a la altura de River. A José Paradela y Leandro González Pirez se les terminó el crédito, Tomás Pochettino no supo aprovechar las pocas posibilidades que tuvo y hay otros que, aunque todavía merecen algo más de tiempo, tampoco rindieron, tal es el caso de Esequiel Barco, Andrés Herrera y Elías Gómez.

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El Muñeco deberá hacer un diagnóstico preciso con su cuerpo técnico para evaluar caso por caso, hacer la depuración necesaria, buscar refuerzos puntuales, potenciar a quienes tienen lejos su techo futbolístico y trabajar mucho durante la pretemporada venidera para que el año siguiente encuentre a River como protagonista en cada certamen del que participe. Ojalá siga Gallardo. El club lo necesita. Su forma de trabajo puso a River en el lugar que merece su historia. No hay que olvidar que la base multicampeona de 2014 y 2015 tuvo que atravesar un segundo semestre de 2013 tan tormentoso que culminó con el 17° puesto sobre 20 equipos. A veces el fracaso sirve como trampolín para alcanzar el éxito. El tiempo dirá.

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