River, entre la ambición ofensiva y una fragilidad preocupante

Aunque en la elaboración en el ataque durante los seis partidos mostró signos positivos con lugar

Editoriales 27/02/2023 Germán Balcarce Germán Balcarce

Aunque en la elaboración en el ataque durante los seis partidos mostró signos positivos con lugar al crecimiento, la caída 2-1 ante Arsenal dejó al desnudo el problema del equipo en cuanto al funcionamiento para defenderse y recuperar la pelota. Las razones de un déficit inquietante, pero con margen para revertir la situación.

Si un equipo que obtiene el 80 % de los puntos oficiales disputados en el año, genera dudas, algo no está bien. Es una señal de alerta, de preocupación. Y ese escenario presentaba River antes del partido que perdió 2-1 ante Arsenal, mostrando cierta fragilidad. Aunque venía de vencer 3-2 a Banfield en Córdoba, el conjunto que dirige Martín Demichelis no transmitía seguridad. Exhibía un interesante poder ofensivo, producto de su ambición con varios intérpretes desequilibrantes, contrarrestado por una fragilidad marcada en el retroceso. Y este aspecto justamente es el que nuevamente quedó expuesto en el inesperado traspié de ayer en el estadio Monumental.

"No nos gustó la imagen con la que terminamos", resaltó Enzo Pérez, luego de la clasificación a la final del Trofeo de Campeones. Lejos de estar exultante, el capitán resaltó un aspecto que se repitió frente al equipo de Sarandí: "Nunca nos hicimos dueños del partido ni de la pelota, eso se notó durante todo el segundo tiempo". Matices al margen porque cada compromiso es distinto al otro, la advertencia se convirtió en realidad porque River no supo manejar la ventaja ni tampoco ampliarla. Tampoco hallar la tranquilidad necesaria y desmoronar anímicamente a un rival que venía de perder 3-0 en su casa.

La fragilidad de River ya estaba presente

La tendencia no solo se dio en las últimas dos actuaciones, sino también en el 2-1 sobre Argentinos Juniors. De no ser por las falencias del arbitraje, podría haber terminado en empate o derrota, como sucedió ocho días antes contra Belgrano. Es cierto que hoy la estadística señala que Demichelis sumó el 66 % de las unidades en juego, una marca muy buena y propia de un equipo con aspiraciones a ganar títulos.

Sin embargo, el equipo justamente no funciona como tal. Está partido, queda largo y, por ende, sufre. Cuando ataca sin la desesperación de revertir un resultado adverso, da la sensación de que puede lastimar fácilmente. Pero como no es suficientemente eficaz, cada respuesta del adversario de turno supone una enorme preocupación. Es que la defensa todavía no ofrece garantías ni está consolidada a raíz de las bajas por lesiones, mientras que la línea de mediocampistas deja solo a Enzo Pérez y se encuentra lejos de retroceder con la convicción necesaria para achicar los espacios o moverse en bloque.

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River no presiona. Cuando pierde la pelota, cada oponente avanza rápidamente sin la necesidad de saltear líneas con un pelotazo porque tiene un campo inmenso por delante. Una prueba de ello fue la corrida de Lautaro Guzmán que culminó con el disparo que Franco Armani desvió al córner en el primer tiempo. También ocurrió el miércoles pasado en el estadio Mario Alberto Kempes, donde Banfield estuvo a tiro de la igualdad en el tiempo de descuento. Una reflexión del DT resume el diagnóstico: "Me gustaría que el equipo sepa dominar muchísimo mejor los buenos resultados, controlarlos y seguir generando sin perder el orden defensivo. No me gusta en absoluto que nos lleguen y siempre haya sensación de peligro".

¿Qué le falta a River?

¿Cuál es la explicación a semejante dificultad? Se pueden hacer diferentes evaluaciones, pero falta intensidad para recuperar la pelota, agresividad, dinámica. Y se ve reflejada en los volantes, quienes se asocian para la elaboración del circuito de juego, aunque no para volver ni recortarles metros a los adversarios. Entre los lineamientos que Demichelis dio en su presentación como flamante entrenador de River, destacó la importancia de ser un equipo sólido y el valor de conservar cero. El presente, por ahora, contradice esa premisa porque en cuatro de los seis compromisos oficiales fue vulnerado el arco de Armani, que además evitó en varias oportunidades que algunas chances claras terminaran en gol.

Los cambios de Demichelis: Errores y aciertos

La solidez que River tuvo frente a un rival con buenas individualidades y un largo proceso futbolístico como Tigre, se evaporó frente a Banfield y Arsenal. Demichelis no fue responsable de los errores individuales, pero sí de algunos cambios inesperados como las salidas de Santiago Simón, después de anotar un doblete, Esequiel Barco, en alza desde que comenzó el año, e incluso Leandro González Pirez, de muy buen rendimiento en Victoria. También es justo remarcar que la versión actual de José Paradela es un mérito del DT, así como también la elección de Enzo Díaz para medirse con los delanteros rivales, amén de que falló en la acción del segundo tanto de Arsenal. Aun así, no basta para hallar el funcionamiento colectivo que resulta fundamental para que el resto de los nombres aumente la confianza con todos los beneficios que eso implica.

Inteligente desde el punto de vista conceptual para argumentar cada decisión táctico-estratégica cuando habla en conferencia de prensa, Demichelis tendrá que plasmar sus ideas a través del equipo. El porcentaje de puntos es positivo, pero al mismo tiempo River no ofrece seguridad. Puede herir a los rivales con la misma facilidad con la puede ser herido, lejos de asumir el dominio psicológico de cada escenario, acorde a la demanda histórica del club y al plantel con el que cuenta.

Tanto el DT como su principal ayudante de campo, Javier Pinola, fueron marcadores centrales de categoría. Ambos saben cómo fortalecer la última línea, sin olvidar que en el horizonte están las recuperaciones de Paulo Díaz y Emanuel Mammana. Deberán trabajar para que el fondo y los mediocampistas estén en una misma sintonía. Y nada mejor que el desafío de visitar a Lanús el próximo sábado para reaccionar tras el duro golpe en el Monumental.

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