La historia de Pratto en River

El Oso rescindió su vínculo con el Millonario y en River el más grande repasamos todos sus

Noticias de River 20/07/2021 Victoria Cicconi

El Oso rescindió su vínculo con el Millonario y en River el más grande repasamos todos sus momentos en el club.

El 2018 fue especial de principio a fin. River comenzó el año con las llegadas de Bruno Zuculini, Franco Armani y Juanfer Quintero, aunque una negociación se llevó todas las miradas: Lucas Pratto se convertía en el refuerzo más caro en la historia del club. Varios fueron los que juzgaron su llegada, no solo por el valor de su fichaje y su pasado en Boca, sino también, porque al igual que varios futbolistas del ciclo Gallardo, el Oso necesitó su proceso de adaptación. Eso sí, no tardó mucho en ganarse el cariño de todos los hinchas.

Llegó con el deseo de ganar la Copa Libertadores y terminó coronándose en la más importante en la historia del fútbol. Pero su traje de héroe no solo apareció en la final de Madrid, ya que con su gran actuación en fase de grupos comenzó a demostrar porqué había llegado a River.

El delantero se lució ante Emelec e Independiente de Santa Fe, y luego, formó parte de la goleada a Racing en los octavos de final de la Copa Libertadores. Aunque uno de sus mejores recuerdos con la banda remite al 30 de octubre del 2018: la semifinal ante Gremio. Cuando el reloj marcaba 113 minutos de juego, el Oso salvó al Millonario con una chilena milagrosa. Estábamos en la final más soñada del mundo.

La final ante Boca fue toda suya. Mientras la Bombonera vibraba por el primer gol de Darío Benedetto, Lucas Pratto respondía como si nada hubiese pasado y confirmaba que no sería nada fácil parar a ese River. De todas formas, todavía le preguntamos: "¿Cómo vas hacer un gol sacando del medio?". Sólo él lo sabe, aunque no le alcanzó y también marcó el segundo.

Los goles de Lucas Pratto en el partido de ida ante Boca.

El partido de vuelta en Madrid se complicó más de la cuenta, hasta que luego de una jugada colectiva (y de película) volvió aparecer el Oso, no solo para transmitirle tranquilidad al plantel, sino también, a todos los hinchas del más grande. Después vinieron los goles de Juanfer y el Pity, la final era nuestra y Pratto cumplió su promesa: levantó la Copa Libertadores de América.

Luego llegó el 2019 y Pratto volvería a ser protagonista, esta vez, en la Recopa Sudamericana. Cuando parecía que todo se definiría desde los penales, el futbolista, que había jugado un partido impecable, marcó el 2 a 0 parcial y decretó la victoria de River, que conseguía otro título internacional.

De todas formas, su historia con River no fue siempre feliz. Luego de aquella consagración llegó la sequía y su final con el Millonario estaba cada vez más cerca: el Oso disputó 34 partidos y no logró convertir. Además, tras sufrir una lesión en el hueso sacro de la espalda, no pudo realizar con normalidad la pretemporada de mitad del 2019, algo imprescindible para Marcelo Gallardo.

Ya en la segunda mitad del año, Pratto no logró recuperarse de la mejor manera y poco a poco dejó de formar parte del once titular. A esa racha negativa también se le sumó su error en la final ante Flamengo, en la jugada que culminó en el empate del equipo brasileño. Más allá del párate del fútbol argentino por la pandemia, el Oso alcanzó una racha de 481 días sin convertir. Algo muy difícil para un delantero.

El esperado desahogo llegó en la goleada a Binacional, por la fase de grupos de la Copa Libertadores 2020. El jugador ingresó en reemplazo de Matías Suárez y marcó los últimos dos goles del Millonario. Pese a que el partido ya estaba liquidado, sin dudas que fueron dos tantos sumamente importantes para el delantero, quien rompía una marca de 16 meses sin convertir.

De todas maneras, luego de tres meses, Lucas Pratto ya no era tenido en cuenta y decidió marcharse a préstamo al fútbol holandés, para sumar los minutos que no tenía en el equipo del Muñeco. Lamentablemente, tampoco pudo hacerlo en Feyenoord: disputó apenas tres partidos como titular y no logró convertir. Además, se le sumó la rotura de peroné y ligamentos del tobillo, que lo dejaría afuera de las canchas por al menos seis meses.

Luego de la operación, el Oso regresó a Buenos Aires para realizar la rehabilitación, aunque su final con River estaba más cerca que nunca. Y así fue, después de varias idas y vueltas, el delantero decidió rescindir su contrato con el club, y ahora, deberá analizar dónde será su futuro.

Mientras tanto, pese a su pobre final con la banda, las paginas de gloria ya están escritas y su historia con River será imborrable. Al fin y al cabo, aunque los números no digan lo mismo, decir que fuiste la compra más cara del club sonaría irónico. Gracias eternas, Oso.

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