Escenario: cómo quedó la situación para Demichelis en River

River atraviesa horas difíciles. No sólo porque lleva tres partidos oficiales sin ganar y obtuvo apenas un punto de los últimos nueve que disputó en la Liga Profesional, donde ocupa la décima ubicación en la tabla de posiciones, sino también porque Martín Demichelis quedó muy debilitado, prácticamente sin respaldo dirigencial. Hoy su principal sostén es el vicepresidente primero Matías Patanian, que en las próximas horas arribará desde España, el mismo país en el que permanece el presidente Jorge Brito por razones vinculadas al mercado de pases.

En ese contexto, la situación para Demichelis es límite. Si River no logra ganarle a Sarmiento el próximo domingo, en el Monumental, el panorama será insostenible para el entrenador y la dirigencia aguardará su renuncia o deberá tomar una decisión que le ponga punto final al ciclo. Además de que hay grandes posibilidades de que la cortina parcial de silbidos se incremente cuando su nombre y apellido sean mencionados por la voz del estadio, resultaría una nueva muestra de que no le llega el mensaje a sus dirigidos.

Lo cierto es que el jueves al mediodía, cuando se realizó el primer entrenamiento posterior la caída por 2-1 frente a Godoy Cruz en Mendoza, Demichelis conversó con el plantel y comunicó que su intención es seguir al frente del equipo porque siente fuerzas para revertir el presente negativo. 

Un cambio obligado y muchos interrogantes en River

Mientras tanto, Enzo Francescoli y Leonardo Ponzio, los miembros de la secretaría técnica, mantuvieron diferentes conversaciones con Demichelis. La primera demandó más de una hora, sin la intervención de la dirigencia, y tuvo lugar en una oficina del Monumental durante la tarde del jueves, mientras que la siguiente ocurrió hoy al mediodía, en el predio de Ezeiza, luego de la práctica.

El entrenador siente fuerzas para seguir pese a que es consciente de que la cuota de rechazo popular continúa creciendo. Sin embargo, el escenario es bastante adverso porque la cúpula dirigencial está demasiado preocupada por el clima en las tribunas del Monumental para el domingo que viene. La mayor inquietud pasa por el probable malestar del público con el riesgo de que las canciones de repudio no sólo le apunten al DT y a los jugadores, sino también a la conducción del club.

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La situación es compleja porque la intención de la dirigencia es que, en caso de un panorama hostil, Demichelis sea quien renuncie en lugar de echarlo y tener que abonarle una indemnización que implique el pago del resto del contrato, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2025, en sintonía con el final del mandato de Brito. Al mismo tiempo, una decisión apresurada obligaría a un interinato, posiblemente de Marcelo Escudero, el DT de la Reserva, mientras se analiza quién puede ser el reemplazante. Y en este último punto, hay un nombre ineludible, obligado por razones políticas para la dirigencia y hasta quizás por un clamo popular: Marcelo Gallardo, desvinculado de Al-Ittihad (Arabia Saudita) y atendiendo diferentes asuntos personales desde su regreso a la Argentina.

Por lo pronto, Demichelis prepara la formación para recibir a Sarmiento, pero su estadía en River está muy cerca de llegar al final porque las señales de apoyo son prácticamente nulas.