LADRAN, SANCHO

Cuando River empieza a pisar fuerte en la copa, los demás empiezan con sus conspiraciones. Que hablen, es buena señal.

Hace años que River es protagonista en las copas. Desde que Marcelo Gallardo es el DT, siempre está en la discusión. A excepción de la copa de 2016, donde el sorprendente Independiente del Valle lo dejó afuera, siempre se metió entre los 4 finalistas, y ahora está cerca de repetir.

Y cuando eso sucede, empiezan a hablar los mismos de siempre. Los que no supieron cómo parar a River en cuatro cruces internacionales (cinco si sumamos la final domética de la Supercopa 2018), tejen sospechas. Porque su estrategia es esa, instalar que la copa "está manchada". El famoso "abrir el paraguas"

Repasemos. Año 2015. River entra casi de casualidad a octavos. Hasta ahí era todo risas. Pero, en el camino se cruza Boca. River gana la ida 1 a 0 con un claro penal. Nadie lo discute. En la vuleta, el local no sabe cómo ganarlo y agrede con gas pimienta a los futbolistas del Millo. No pueden seguir. El partido se suspende. Por agenda es imposible reprogramar. Por moral, también. Es un ataque directo e intencionado. Orquestado desde adentro. Algo diferente a los repudiables piedrazos del 2018. River pasa. A Boca lo eliminan.

Y ahí ya empezó la primera de las mentiras mediáticas. El famoso escritorio. El instalar que el presidente de River fue casi oculto a Conmebol a pedir la clasificación. Una mentira supina pero que con las redes sociales más algunos medios se instala facilmente. River fue a demostrar que sus jugadores no estaban en condiciones de jugar. No es lo mismo. Pero miente, miente que algo quedará.

River avanzó en esa copa y la terminó ganando. Despachó a Cruzeiro y Guaraní de visitante, y se llevó la gloria como local ante Tigres. Pero, siempre dejaron sobrevolar la del "escritorio". Y es su defensa, y su forma de negar las cosas. Porque seis meses antes se habían quejado de las patadas no castigadas con tarjeta por los árbitros. Se quejan de una serie que su mismo ídolo dice que "no patearon al arco en 135 minutos". Pero ya está, instalaron su mentira y se sienten protegidos.

Año 2017. River comienza avanzar en la copa. De repente, sale la noticia: doping positivo para Camilo Mayada y Lucas Martínez Quarta. Irresponsablemente empiezan algunos medios a decir que son 7 los casos. Hasta nombran jugadores que no habían pasado por un control antidoping en esa copa. ¿Cómo les va a dar positivo si no hicieron el estudio? Pero ya está. Se instaló.

River gana en Paraguay y todos los jugadores son sometidos a control antidoping. Todos. De casualidad no se lo hicieron a Gallardo. Negativos, todos, claro. Pero ya está. Doping plate. Instalamos esa en redes sociales. Listo, copa manchada. Veremos qué pasa. Si River sigue avanzando, ya está.

Pero el Millo sigue avanzando. Va a la altura y se come tres. 3 a 0 abajo. River practicamente afuera. Pero en el Monumental, el Más Grande aplasta a su rival y gana 8 a 0. Y en redes por supuesto quieren instalar sospechas sobre la honorabilidad del rival. Y algunos medios acompañan. Listo, totalmente manchada la copa. Ya no sirve si River le gana. Doping más un equipo que fue para atrás. Ya está, la estrategia les sirve. Al menos a ellos, para seguir en su negación.

En semifinal, River va y pierde increíblemente con Lanús. Estando tres goles arriba se come cuatro. Inapelable. Eso sí, esa vez fue la primera actuación del VAR en la Libertadores. Y actuó mal. River fue claramente perjudicado (penal a favor no cobrado y expulsión omitida a Román Martínez que luego terminó en gol de Lanús), aunque "deportivamente" perdió bien. Lo superaron. Todo risas. El VAR es simpático ahora. Ya no importa si la copa está manchada. River está afuera.

Pero, como dijo Borré este River no tiene resurrección, este River tiene corazón para jugar hasta el final. Y ahí va Gallardo y sus muchachos y se encuentran con la copa 2018. La eterna. Un cuadro complicadísimo le toca a River. Primero Racing, puntero del torneo por ese entonces. Después Indepediente (campeón de la sudamericana) o Santos. Y en una virtual Semi Gremio (Campeón vigente de la Libertadores), Estudiantes, Atlético Tucumán o Atlético Nacional. Imaginate si ese sorteo tocaba enfrente. Hubieran hablado de la Conmebol, como lo hicieron este año. Hasta un sorteo lloraron.

Ahora River va. Despacha a Racing con claridad. Pero, en la previa salta que Zuculini había jugado la primera rueda estando suspendido. El reglamento es claro, el club "perjudicado" tiene 24 horas para reclamar por esta situación. Ninguno lo hizo. Racing, que se aviva porque la suspensión de Zuculini fue en su club, tampoco lo hace a tiempo. El reglamento es claro, pero, como a River no lo sacan ya tenemos nueva excusa para "la copa manchada".

Después pasamos a Independiente con polémica incluída por el penalazo de Pinola a Benítez. Que, si bien lo fue, la jugada ya no era de peligro. La pelota había sido rechazada. Pero, igual debió convalidarse. Daronco consulta con el VAR y dice no. Ya el VAR no es gracioso. River avanza a semis y lo espera el actual campeón. River pierde de local. Y empieza con derrota en Porto Alegre. Faltando 10 descuenta Borré de cabeza. Sobre el final, mano de Bressán y ¡Señoras y señores, penal para River aquí en Porto Alegre! Grosera infracción del brasileño pero igual lo vamos a discutir. Y también vamos a ver cuadro por cuadro el gol de Borré porque puede que haya una mano. Puede eh. Listo, el VAR pasó de ser gracioso a ser direccionado para River. Copa manchada. Ya está.

Pero esa copa manchada nos pone mano a mano con Boca. Esperemos. Todavía no digamos que está manchada del todo a ver si la ganamos. Pero, piedrazos al micro. Tevez y Benedetto no queriendo jugar y reclamando "que le den la copa a River que tanto peso tiene en CONMEBOL". Listo, ya abrimos el paraguas de cualquier forma. Ya tenemos excusa. Después River va y gana 3 a 1 con claridad. Y eso que con VAR no expulsan a Pablo Pérez por un pisotón tremendo a Enzo ni cobran el penalazo de Andrada a Pratto. Pero ya está, la copa está manchada así que no vale.

El 2019 es el más increíble de todos. River avanza firme. Pasa bien la fase de grupos, pese a un empate sin goles con Palestino donde a River no le cobran dos penales a favor. Cruzeiro en octavos, con un penal desperdiciado sobre la hora. Penal cobrado a instancias del VAR. Que fue penal. Que se supone que para eso está la tecnología. Pero, por las dudas ya podemos empezar a levantar alguna sospecha. En cuartos aparece Cerro. Dos penales a favor. Los dos fueron. Uno se cobró a instancias del VAR, que repito para eso está. 2 a 0 y a Asunción. Ahí juega gratis Haedo Valdez, que mete un planchazo de prisión perpetua y a instancias del VAR solo es amarilla. Pero de eso no digamos nada. No vende.

En semis otra vez Boca. A los 2 minutos, penal para River que Raphael Claus cobra ante el llamado del VAR. Penal sin dudas. Pero empieza el circo. Porque es más facil negar la realidad, inventar una paralela que aceptarla. Y otra vez vuelven las voces de protagonistas para instalar con más fuerza esto. "Los jugadores de River entrenan para tirarse", dicen muy sueltos de cuerpo Wanchope y Alfaro en la conferencia. No importa que Boca haya jugado pésimo y que pudo haber perdido 4 a 0. Ya está, decimos que a River lo ayudan y "manchamos" la copa nuevamente. Por las dudas.

Hasta tuvimos un periodista en el prime time de un canal deportivo analizando la jugada del penal con una grabación pixelada desde la tribuna, donde se anima a decir que hay mano de De La Cruz porque "¿no es curiosa la trayectoria que toma la pelota?". Increíble. Pero los medios lo alimentan. Quizás era más fácil preguntarle a Alfaro por qué si los jugadores rivales se tiran, tu lateral va al piso, dentro del área y de atrás a los tres minutos de partido.

En la vuelta Boca gana 1 a 0. El arbitraje es increíble. Le regalan más de 20 fouls. Se habla un poquito y chau. Encima dejamos con buena imagen a Boca, que aún festeja que ganó el partido aunque quedó afuera de la copa. Del arbitraje no decimos nada, total la copa ya está manchada.

Ayer River gana claramente ante Nacional 2 a 0. Le cobran un "penalcito" de esos que a favor lo pedís pero en contra lo protestás. Claramente no debió cobrarse. River lo erra. Acto siguiente la anulan un gol porque Suárez tiene el hombro adelantado. Correcto, no vale. Segundo tiempo: mano grosera, accidental pero grosera. El VAR llama al árbitro que lógicamente cobra penal. Gol de River. Y sobre el final Zuculini, habilitado, mete el 2 a 0. El VAR la revisa. Es finita. Como la de Suárez. Pero la segunda cámara no deja dudas: está atrás de la línea de la pelota. Pero, ¿qué hacemos? Copa manchada. Ya lo empezamos a instalar en redes. Como River avanza, por las dudas abrimos el paraguas.

Imaginen si en River un jugador metía un codazo adrede en la cara al rival y el VAR no decía nada. Imaginen si le expulsan a un contrario a instancias del VAR pero luego CONMEBOL saca la sanción admitiendo el error. Igual el rival jugó con uno menos el resto del partido, eh. Imaginen que a River le dan 20 foules a favor, que no le cobran un penalazo en contra en una final. Todo eso pasó pero en la vereda de enfrente. Poco se dice.

De todas formas, la estrategia es clara: instalar que lo de River es por la CONMEBOL. Mintiendo, diciendo que el presidente de la federación es de River, poniendo fotos de la familia en cancha de River (ojo, las que tienen en cancha de Boca por las dudas no la mostramos, eh). Y no es casualidad que el vicepresidente de Boca aproveche su medio para instalar abiertamente que a ellos los perjudican y a River lo benefician. Abiertamente, acusa. Así, sin más. Nada es casual. River avanza (habrá que ver hasta donde, hay bastante por corregir) y ya empezó el operativo copa manchada. Ladran, Sancho, señal que cabalgamos.