Una remontada memorable del equipo de Ramón Díaz que perdía 3-0 y terminó empatando el Superclásico con un gol agónico de Celso Rafael Ayala.
Nacional 1972: River Plate 5 - Boca Juniors 4
En 1972, River y Boca protagonizaron el Superclásico más extraordinario de la historia. Hoy en Grandes Clásicos, te invitamos a recordarlo.
Grandes Clásicos04/09/2020Gabriel PiquéEl 15 de octubre de 1972, el mundo del fútbol fue testigo del Superclásico más vibrante de la historia entre River y Boca. El encuentro tuvo al Estadio José Amalfitani como terreno neutral (ya que el certamen tenía partidos sin revancha). Allí, millonarios y xeneizes disputaron la primera fecha del Torneo Nacional de ese año y nos regalaron un partido inolvidable.
A pesar de que luego llegaron clásicos que marcaron la historia y terminaron siendo de mayor importancia como por ejemplo, los de Copa Libertadores, este es considerado el más sensacional de todos los River-Boca. ¿Por qué? Por lo emotivo, lo cambiante en cuanto al resultado y, la cantidad de goles (9), máxima hasta ahora en un Superclásico del fútbol argentino.
Desde el inicio, marcando la tendencia de lo que sería la tarde, El Más Grande comenzó ganando tras una jugada que inició con Curioni entregando mal una pelota en terreno contrario, Merlo salió jugando y, ya en ataque, "Pinino" Mas probó al arco pero su remate se desvió en un defensor xeneize, de manera que la pelota le cayó en los pies a Mastrángelo, quien entraba embalado al área rival y lo único que tuvo que hacer fue empujarla. Así, el Millo ganaba 1-0 al minuto de juego.
Sin exhibir un fútbol vistoso, River llegó al segundo gol solo ocho minutos más tarde. JJ López encaró por derecha metiéndose en el área y, mientras amontonaba a jugadores rivales e incluso al arquero, sacó el centro para que detrás de todos, Mas ingrese en soledad y meta el frentazo. Oscar Blanco, como último recurso, intentó atajarla en la línea, pero ni así pudo evitar el gol. La pelota se abrazó con la red y el partido estaba 2-0 para La Banda, que en dos ataques lograba convertir dos goles.
Sin embargo, el partido no daba respiro; a los 14 minutos "Perico" Pérez saltó, embolsó la pelota y al cubrirse lo hizo de forma desmedida, estirando la pierna y metiéndole un planchazo al delantero Hugo Curioni, de modo que Pestarino no tuvo otra opción que cobrar penal para el club de la Ribera.
Quien se encargaría de ejecutar desde los doce pasos sería el "Chapa" Suñé. El mediocampista la cruzó con un tiro débil y anunciado para que Perico, gran experto en penales por esos tiempos, contenga abajo a su derecha. No podemos detenernos en esta incidencia ya que, en el minuto 24, Ponce desbordó a Giustozzi por la derecha, sacó el centro y Curioni, con una especie de tijera, dejó sin chances al dueño del arco de River, poniendo el descuento y metiendo en partido al conjunto xeneize con un gran gol.
El River vs Boca de 1972, un Superclásico muy cambiante
A partir de que el marcador se pusiera 2-1, el Millonario comenzó a replegarse y Boca se animó a ir por el empate. A los 42 minutos, Pestarino cobró una falta en el borde del área de River. Mané Ponce, el mismo que asistió en el primer gol, se encargaría del tiro libre y, por sobre la barrera, la clavaría al ángulo más lejano de Pérez. Golazo y el partido 2-2. Al equipo de Urriolabeitia le empataban un partido insólito, pero no solo eso, sino que a los 45 minutos, cuando el primer tiempo agonizaba, nuevamente Ponce desbordó por derecha y sacó un centro bajo para que Osvaldo Potente se anticipe a su marcador y meta el tercer gol, dando vuelta la historia. Antes de irse al entretiempo, el Xeneize ganaba de manera impensada.
Ya en la segunda parte, con los jugadores de River totalmente desconcertados, Boca aprovechó y a los seis minutos, nuevamente "Patota" Potente, en una jugada individual, se filtró en el área y marcó el 4-2. En el festejo, fue a buscar la pelota y la besó en modo de cargada frente a la hinchada millonaria. Parecía todo definido, muchos habrán apagado la radio, otros seguirían el partido con algún tipo de resignación y, el más fuerte y optimista, se quedó ahí, expectante, confiando en que algo bueno podía suceder, ya que este deporte es muy cambiante y nos vive entregando momentos únicos.
Esto es así porque, en poco tiempo, la historia cambiaba. Primero, a los doce minutos tras un centro sobre el área y aprovechando la distracción de la defensa, Pinino Mas metió un frentazo luego de que la pelota picara, agarrando a contrapierna a Rubén Sánchez, quien no pudo controlar y así, el partido se puso 4-3. Cinco minutos más tarde, Mostaza filtró un pase para Morete. El Puma, que no había tenido mucha intervención en el juego hasta ese momento, marcó el 4-4 con un zurdazo cruzado.
Quedaba mucho tiempo de juego y el partido se planchó. Claro, ¿qué más nos podían ofrecer los protagonistas?, ocho goles, de 2-0 a 2-4, de 2-4 a 4-4. Ya era un espectáculo sin igual pero, hasta que la pelota no deja de rodar, el fútbol sigue teniendo la chance de ofrecer emociones.
Cuando el clásico agonizaba, a los noventa minutos de juego, Dominichi lanza un tiro libre el cual cae en el área de Boca. Mastrángelo entra por el segundo palo y le cambia la trayectoria a la pelota, cruzándola para que Morete ingrese solo y, casi que con bronca, la reviente contra la red.
River llegó al quinto gol y se desató la locura, tanto entre los hinchas riverplatenses que acompañaban en el estadio, como seguramente en los distintos puntos del país donde cada uno se encontraba apoyando al más grande. Morete, quien era un candidato a ser reemplazado minutos antes de convertir el primero de sus dos tantos, terminó siendo clave para que el partido siguiera el transcurso que ya todos conocemos.
Así lo recordaba el Puma hace unos años: "Cuando uno está encasillado como goleador sabe que, si no hace goles, a los 15 o 20 minutos del segundo tiempo es el primer cambio. Me acuerdo que entonces, Néstor Scotta estaba haciendo el precalentamiento, y yo me dije: 'Bueno, ahora me sacan'. Pero no. Seguí en cancha y al rato empaté el partido 4 a 4, se hizo el cambio pero no por mí, y sobre el final metí el quinto. Eso quiere decir que si yo salía, no metía ni el cuarto ni el quinto y andá a saber qué pasaba", expresó el delantero en 2012, en una entrevista con Pablo Lisotto.
De esta forma, en una tarde para el infarto, River terminó logrando una remontada épica, quizás la más memorable en la historia del Superclásico ante Boca, dada en aquel Nacional 1972. Pasaron 48 años y aún hoy, es insuperable. Si bien se han jugado clásicos de mayor magnitud, no hubo y posiblemente no haya otro partido que se asemeje a este entre ambos equipos.
En ese 1972, el más grande llevaba una mala racha de 15 años sin ser campeón (la cual se cortaría en 1975) y llegaría a la final del Torneo Nacional que luego perdería ante San Lorenzo. Previamente, en la semifinal el Millonario eliminó al Xeneize, pero esa es una historia para otra ocasión.
River Plate (5): José Pérez; Pablo Zuccarini, Jorge Dominichi, René Daulte, Raúl Giustozzi, Juan José López (82' Ghiso), Reinaldo Merlo, Norberto Alonso (69' López), Ernesto Mastrángelo, Carlos Morete, Oscar Mas.
Suplentes: Carlos Barisio, Jorge Berrio, Jorge Ghiso, Néstor Scotta, Carlos Lopez.
Director técnico: Juan Eulogio Urriolabeitia.
Boca Juniors (4): Rubén Sánchez, Roberto Mouzo, Silvio Marzolini, Rubén Suñé, Carlos Pachamé, Oscar Blanco, Ramón Ponce, Oscar Peracca (66' Romero), Hugo Curioni, Osvaldo Potente, Enzo Ferrero.
Suplentes Enrique Vidallé, Oscar Malbernat, Nicolás Novello, Alberto Romero, Ignacio Peña.
Director técnico: José Varacka.
Fecha: 15/10/1972.
Estadio: José Amalfitani.
Árbitro: Luis Pestarino.
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