CAVENAGHI Y RIVER: PARA SIEMPRE

Fernando Ezequiel Cavenaghi nació el 21 de septiembre de 1983 en Eduardo O’Brien, Bragado. Desde chiquito supo que iba a ser jugador de fútbol y especialmente soñaba con jugar en el club de sus amores: River.

“El Torito” pasó por tres etapas en el Millonario. La primera desde su debut en 2001 hasta el año 2004. Período en el que ganó el Torneo Clausura 2002, en el que fue el goleador con 15 tantos, Torneo Clausura 2003 y el Torneo Clausura 2004. Hasta ese momento, había convertido 72 goles en 122 partidos y con tan solo veinte años, sin duda se aproximaba un futuro venidero. Allí se fue al Spartak de Moscú por 11,5 millones de dólares.

Luego de unos años dando vueltas por Europa y habiendo desembarcado en el Internacional de D’alessandro, su retorno a River fue en el 2011, decisión que tomó 5 minutos después de haber terminado el partido que dictaba que jugaríamos en la Segunda División. Junto a su amigo el Chori Domínguez, fueron la bandera del club para afrontar el Torneo de la B Nacional, y así fue. A pesar de haber sido tiempos difíciles, tanto institucional como deportivamente, Fernando fue el goleador del equipo con 19 goles. Tras ascender, entre Almeyda y Passarella se las arreglarían para echarlos de Núñez.

En cuanto al tercer paso del Torito por el Millonario, fue desde 2014 hasta el 2015. En el primer año fue campeón del Torneo Final 2014, siendo el goleador y la bandera del equipo, y la Copa Campeonato, todo esto de la mano de Ramón Díaz. Una vez ya Gallardo con el buzo de DT y el Cavegol afuera de las canchas por su recuperación de la bursitis en su pie derecho, el equipo se rehizo sin él y ganó la Copa Sudamericana. Sin embargo, ya en el 2015, Cavenaghi fue parte de la Copa Libertadores jugando partidos importantes como la semifinal y final. Éste, fue su último partido con el manto sagrado y se despidió a lo grande.

A consideración personal, creo que Cavenaghi es uno de los 10 ídolos más grandes de la historia del club. No solo por haber venido a dar una mano en el peor momento de la historia, ni por estar entre los diez máximos goleadores de River, tampoco por habernos puestos en la cima de América, sino por ser el jugador que siempre jugó y lo vivió como un hincha más. El que mejor nos representó a nosotros dentro de una cancha y hasta alguna vez se paró en un paravalanchas a cantar por el Millo. Por suerte, como él dijo en su partido despedida, de River no se va nunca más…