River fue River

El Millonario regresó a la competencia oficial tras 190 días de parate y demostró el juego y la personalidad que lo caracteriza.

Copa Libertadores 18/09/2020 Redacción Redacción
Julián y Borré. Foto: River Plate

Volvió el fútbol. Volvió la Copa Libertadores. Y volvió River. Como siempre. Con un equipo que no negoció la intensidad y se plantó en Brasil en el difícil Morumbí. Sin sentir la larga inactividad y disimulando la falta de ritmo con respecto a su rival.

El DT Millonario dispuso un 4-3-3 utiizado en contadas ocasiones, que incluyeron el ingreso de Julian Alvarez por derecha, y la aparicion de Fabrizio Angileri, quien ocupó el lugar del ausente Milton Casco.

Arrancó pasivo River. Y lo pagó caro, con un gol en contra de Enzo Perez que llegó más por casualidad que por mérito de San Pablo. Sin embargo, como demostró a lo largo de todo el ciclo Gallardo, el equipo reaccionó.

A través de una buena combinación de los hombres de ataque, que a partir de un acierto táctico del DT -otro más- quedaban mano a mano con los defensores rivales, Julián Álvarez habilitó a Borré con el sello distintivo de la casa. Pase filtrado de Suárez al juvenil, centro atrás y definición del colombiano para sellar el empate parcial.

A partir de una presión asfixiante de los tres delanteros y de De la Cruz -en menor medida del impreciso Suárez, que lució falto de ritmo-, River tomó el protagonismo intentando achicar hacia adelante y situándose en campo rival. Se vio un pequeño desajuste cuando San Pablo lograba saltar la primera línea de presión por el lado de Álvarez, ya que Nacho Fernández se cerraba mucho y dejaba en inferioridad numérica a Montiel, quien no podía soltar a su marca. Enzo Pérez fue el encargado de tapar los agujeros desplazándose a los costados, aunque cuando Reinaldo lograba conectar con Hernanes, el conjunto brasileño insinuaba con peligro sobre la frontal del área, aprovechando la ausencia del volante central Millonario.

A partir de los 25 minutos, River intentó tomar el control del juego y bajarle el ritmo al partido, con un Enzo Pérez que se hizo dueño de la distribución. El mendocino y De la Cruz intentaron en reiteradas ocasiones encontrar a espaldas de los volantes paulistas a Nacho, quien se mostró algo lento en la organización de los ataques.

Así se fue la primera mitad. Con un River que se sintió superior, y que, mas allá de alguna jugada donde quedó expuesto, dominó.

El segundo tiempo comenzó con la misma tónica, sin mayores incidencias. Hasta que sobre los 55 minutos, los dirigidos por Marcelo Gallardo apretaron el acelerador y retomaron el control, a partir de un incansable Borré que fue a todas, y del excelente partido que jugó Martinez Quarta, quién, a base de un excelente timing, grandes anticipos y salidas claras acorraló a San Pablo. Angileri mejoró y transformó sus centros en una amenaza, y Nacho Fernández tomó las riendas del equipo. En ese lapso River podría haber sacado ventaja.

Entrado el minuto 70, River cesó en intensidad pareciendo acusar el cansancio lógico de un equipo que pasó tanto tiempo sin competir, mientras que San Pablo, conjunto de arremetidas y momentos, quiso aprovechar su hora a partir de ataques de su laterales y la clase distintiva de Hernanes.

En ese momento llegó el segundo gol millonario, en una jugada que premió a los dos mejores de la cancha, donde Martinez Quarta asistió de gran manera y Julián Álvarez definió mejor, para devolver la confianza que Napoleón depositó en él. Minutos después, el empate vino de una nueva combinación a espalda de Montiel, más allá de la mala fortuna en el rebote en Angileri.

Aguantó River los minutos finales, sin grandes sobresaltos. Aguantó físicamente. Aguanto mentalmente. Y aguantó con fútbol. Su fútbol. El que identifica al equipo, y que representa a todos los hinchas.

Volvió River. Y jugó a lo River. Con personalidad, juego e intensidad, vuelve a ilusionar.

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