Demichelis, el golpe de efecto necesario para River y una inyección anímica

El triunfo 2-0 en el Superclásico no sólo representa un enorme valor por haber ganado en la

Editoriales 02/10/2023 Germán Balcarce Germán Balcarce

El triunfo 2-0 en el Superclásico no sólo representa un enorme valor por haber ganado en la Bombonera, sino también porque le renovó el crédito al técnico, sirve para recuperar la confianza e implica un fuerte golpe para Boca.

River está de pie. La casa está en orden. Tras un par de semanas difíciles luego de que se hicieran públicas las diferencias entre Martín Demichelis y buena parte del plantel, el triunfo en el Superclásico logrará que el miércoles, cuando se reencuentren el técnico y sus dirigidos, las caras exhiban una felicidad indisimulable después de conseguir el golpe de efecto necesario para afrontar lo que viene. No sólo es una gran inyección anímica puertas adentro, sino también un lindo golpe a la vereda de enfrente en un momento donde no es fácil asimilarlo.

En el fútbol como en la vida, a veces se alinean los planetas. Y en este momento hay que disfrutar ese escenario. River ganó con autoridad, siendo superior, como marca la historia, jugando a lo grande. Ayer, mientras estaba en la Bombonera y el resultado parcial era 1-0, pensaba, ¿cuántas veces Boca estuvo en una situación similar de dominio en el estadio Monumental? Para nosotros, más allá del marcador final, es normal ver a nuestro equipo imponiendo condiciones, especialmente luego del 9 de diciembre de 2018. En River nos gusta ganar sin que haya margen para la discusión, no ponemos el foco en el arbitraje ni buscamos culpables ajenos. Por eso hasta se nos va la mano en la exigencia en más de una oportunidad. Aun así, siempre es mejor esa postura que la del entrenador rival.

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Los aciertos de Martín Demichelis en el Superclásico

Con aciertos y errores, Demichelis comprende cuál es la filosofía de River. Sabe que no hay lugar para la especulación como plan de juego. Ayer supo leer el partido. Desde ya que eso no significa que haya acertado en todo, pero dio en la tecla con las decisiones más importantes. El DT eligió el protagonismo desde la zona donde se ejerce, en el medio campo, sosteniendo a los cinco volantes en el armado inicial. Le devolvió la titularidad a Leandro González Pirez, clave en la defensa campeona y con un rendimiento que revalidó su regreso al equipo, sin olvidar la enorme actuación de Paulo Díaz. Apostó a la jerarquía de Salomón Rondón, cuyos números en Europa hablan por sí solos, autor del primer gol con una gran dosis de azar, pero también acompañado del oportunismo que se requiere en partidos así. Y, además, no se demoró con los cambios, en su mayoría acordes a las circunstancias.

La principal virtud de Demichelis en la planificación del partido contra una versión alternativa de Boca en el primer tiempo y mayormente titular en la segunda parte fue haber interpretado que los minutos finales inexorablemente serían con el dueño de casa tirando centros como atajo razonable. El DT rompió el 4-2-3-1 para darle paso a un eficiente 5-4-1. Ganó un hombre más en la defensa, nada menos que Ramiro Funes Mori, expuesto cuando hubo que cubrir grandes espacios en las presentaciones anteriores pero inexpugnable por arriba en un equipo compacto. Al mismo tiempo ese dibujo táctico le permitió no perder presencia en el medio y, como si fuera poco, abrir la cancha, una fórmula exitosa en el contragolpe en el gol de Enzo Díaz.

Aún queda camino por recorrer

Consciente de que esta vez era mejor no hablar en una conferencia de prensa, luego del Superclásico Demichelis dejó que el centro de la escena para los verdaderos protagonistas, los jugadores. Y ahí también acertó el técnico. Un técnico que es apasionado del juego y de las cuestiones táctico-estratégicas, pero que todavía debe aprender sobre apariciones mediáticas, conducción, liderazgo y la administración de egos, una materia compleja, sobre todo cuando cotidianamente conviven muchos multicampeones con apenas una competencia a corto plazo.

Tras recibir algunas críticas excesivas que de ningún modo podían justificarse desde las estadísticas pero sí en las decisiones futbolísticas, un terreno que siempre está cargado de subjetividad, Demichelis tomó aire. Necesitaba un golpe de efecto. Ni antes era el peor ni ahora el mejor. No me gusta cuando se habla de tibieza, prefiero siempre el equilibrio, la cabeza fría para el análisis. Por supuesto que el triunfo contra Boca no maquillará determinadas diferencias, aunque al fin y al cabo los hinchas pretenden que River gane en cada presentación y esté a la altura de las circunstancias, independientemente de cómo sea la convivencia diaria en Ezeiza.

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