Las dos caras de River

Arrasador en la Liga Profesional y prácticamente invencible en el estadio Monumental, el equipo

Editoriales 09/08/2023 Germán Balcarce Germán Balcarce

Arrasador en la Liga Profesional y prácticamente invencible en el estadio Monumental, el equipo dirigido por Demichelis quedó en deuda cada vez que tuvo que viajar en avión. Si no se hace un diagnóstico preciso en los pasos a seguir, la eliminación de la Copa Libertadores puede provocar consecuencias difíciles a corto plazo.

River tiene dos caras. Temible en el torneo local y demasiado frágil cada vez que tuvo que viajar en avión para presentarse en Córdoba, Mendoza o fuera del país, mostró dos versiones en un mismo equipo. Tras quedar eliminado anoche ante Inter en los octavos de final de la Libertadores y previamente contra Talleres de forma prematura en los 16vos de la Copa Argentina, se avecina un cuatrimestre con semanas largas y un plantel muy amplio para apenas una competencia, la Copa de la Liga Profesional.

Inteligente para los planteos en la Liga Profesional, Martín Demichelis no comprendió cómo debía jugar River en la Libertadores. Y aunque suene antipático escribirlo, sus estrategias y decisiones tácticas en La Paz, Río de Janeiro, Lima y Porto Alegre derrumbaron el respeto que River había conseguido en el plano internacional. Aunque es cierto que la merma ya había comenzado en las dos ediciones de la Libertadores, donde el equipo seguía generándole temor a sus rivales pero sin resultados que avalaran en los mano a mano esa cualidad, hoy la realidad indica que en la competencia actual sumó apenas un punto sobre 12 como visitante, concediéndole 11 goles a los adversarios.

Las dos caras de River

Sin solidez defensiva ni eficacia en el área de enfrente, un punto débil que señalé en una columna reciente, River no podía soñar con obtener su quinta Libertadores. En un deporte que exige el manejo de la pelota y la precisión en el medio campo para controlar los partidos, generalmente los resultados se resuelven en las inmediaciones de los arcos. El equipo de Demichelis fue muy vulnerable últimamente en cada pelota parada en contra y rara vez goleó a sus rivales de turno pese a ser ampliamente superior en el desarrollo, tal como ocurrió en la ida ante Inter. Con esos problemas era imposible pensar en grande.

Ganador en 16 de sus 17 presentaciones en el Monumental con Demichelis como DT, River no supo mostrar la misma versión cuando tuvo que viajar en avión: a excepción del triunfo sobre un oponente de menor categoría como Racing (Córdoba), al que venció en Santiago del Estero, y el ajustado 3-2 sobre Banfield en Córdoba para acceder a una edición del Trofeo de Campeones ante Boca sin fecha ni sede, el equipo nunca dio la talla en sus travesías aéreas. Perdió contra Belgrano y en sus dos duelos frente a Talleres, mientras que en la Libertadores cayó en la altura de Bolivia, hizo un papelón en el Maracaná, estuvo a punto de perder en Lima y no dio la talla recientemente en el sur de Brasil.

¿A qué se le puede atribuir esa diferencia de rendimiento?

Más allá de los desempeños individuales, casi siempre responsabilidad de los jugadores, Demichelis pasó de tener aciertos muy claros en los cambios para ganar varios partidos, como sucedió por ejemplo en el Superclásico contra Boca, a no ser rápido para leer el panorama, situación que ocurrió en Porto Alegre, ni entender que a veces era necesario ser pragmático: modificó la formación inicial de una presentación a otra cuando no tenía bajas por lesiones ni suspensiones. Para colmo, quedó expuesto luego de mencionar a Nacho Fernández, catalogado como "el cerebro", pero suplente en la revancha ante Inter.

Demichelis tiene crédito abierto como técnico de River. Campeón con 11 puntos de diferencia sobre Talleres, su escolta en la Liga Profesional, vencedor en su único duelo frente a Boca y responsable de haber potenciado a Esequiel Barco, Leandro González Pirez y Lucas Beltrán, debe aprender de qué manera plantear los duelos mano a mano: ganó dos de cuatro, pero uno de sus éxitos fue contra un rival de la Primera Nacional. Sus conocimientos tácticos y estratégicos a nivel conceptual, una virtud que se ve reflejada cuando explica en detalle determinadas elecciones, todavía no aparecieron en las visitas al exterior.

¿Y ahora qué?

Esta versión de River con dos caras tendrá que enfocarse en ser nuevamente ganador del torneo local, ganar el Trofeo de Campeones en diciembre y lograr lo propio en alguna de las ediciones que disputará en la Supercopa Argentina. Sin embargo, al mismo tiempo, Demichelis deberá afrontar un desafío complejo al que Marcelo Gallardo en una conferencia de prensa me resumió como lo más difícil para un entrenador: "Gestionar los egos de los futbolistas".

Con las llegadas inminentes de Manuel Lanzini y el Pity Martínez más la presencia de caciques como Enzo Pérez, Ramiro Funes Mori, Jonatan Maidana y un goleador que merece más minutos como Miguel Borja, tener una sola competencia de apenas 14 fechas para River hasta diciembre representa un reto en materia de manejo de vestuario porque será imposible que todos estén conformes. Demichelis, además de renovar sus credenciales como entrenador de River mediante los resultados, insistiendo de este lugar en que hasta ahora está aprobado, tendrá que exhibir la cintura necesaria para administrar un grupo de jugadores con jerarquía. A barajar y dar de nuevo.

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